Contigo

Nerviosa, como cual niña esperando su día... sin ti.

No me puedo contener, entre tanto silencio, paralizada, frente el tenue espejo de mi habitación, perpleja, aturdida, sola, sin ti... ni siquiera en la distancia. Si supiera si me sientes, si pudiera saber si sabes las veces en las que te pienso, todo se haría aún más sencillo _pero nada en mi vida juega a dar ese equilibrio, entre tanto, cuando mi sonrisa se desborda mis lágrimas me acongojan_ me miré en el espejo y noté en mis ojos como la felicidad se me escapaba con cada lágrima al recordarte, no podía calmar ese desasosiego que vive conmigo, esa opresión en el pecho que apenas me daba cabida titubear un te echo de menos, pero espero que en cierta manera, lo sepas, que por alguna razón esperaba llegar con tanta inquietud este día, porque creo que a razón de ser especial, de ello pudiera tener esta conversación que divaga en mi cabeza toda la noche, decirte que te quiero, que nada es más o menos difícil desde que tú no estás, pero sí diferente, que ya no hallo tu fuerza, ni tu ilusión por verme realizar, que no hallo tus consejos ni la entereza de verte reír, que todo cuesta más, pero que cuento con alguien tan grande, tú bien lo sabes, que a espaldas se lleva los problemas ajenos, pero que si no lo hiciera ella no sería feliz, porque cuenta con mi felicidad para ella serlo, quería que lo supieras que cuido de ella, no tanto como ella lo hace de mí, pero porque te echa muchísimo de menos y no le reprocho hacerlo, necesita su tiempo para ubicarte tu lugar a su lado.

Aturdida frente al espejo, observando como mi blanco rostro se volvía cada vez más rojizo, hinchado, como el rimel se corría por la cara y mis ojos salían de sí. Me miré, te recordé y empecé a reír a carcajadas, sin más, con lágrimas en los ojos, en medio de la noche, a solas.

Te necesito, pero sé que estás lo sé por la manera en que conviertes mis lágrimas en una carcajada inocente, lo sé porque cuando mi fuerza se achica, pensar en ti me da coraje el coraje que estimo para avanzar, porque te siento... soy feliz, quería que lo supieras, que esperaba este día con tanta impetuosidad, por poder decirte las cosas que no te he dicho hasta entonces, o todo aquello que cada noche me repito pero no se si tú logras escucharme, me miré en el espejo, envuelta entra lágrimas y sonreí.

Gracias por estar conmigo. Te quiero.

Cuento contigo, cada día, sobretodo este día y soy feliz, entre otras cosas porque el mundo a mi alrededor juega a regalarme cajitas de ilusiones y yo ansiosa por la espera puedo ver como en sus ojos se denota una mezcla de ternura e inquietud. De ello mi sonrisa y no pudiera decir que algo falta que algo no va bien o que algo no vaya a ser tan perfecto como imaginé, sigo siendo esa niña que cuenta los días que faltan, que sigue poniéndose la corona y sopla las velas de una tarta de chocolate, esperando de entre tantas sorpresas, ese regalo más personal, sabes qué, cambio mis lágrimas si me regalas tu sonrisa, cuento contigo.

Pero no pudiera hacerlo, reprochar que algo necesito, que algo no encaja en apenas este día que falta, pero egoístamente es así. Soy feliz, pero no del todo, sin poder evitarlo, no he parado de llorar, pero porque extraño la manera en que inocentemente te olvidabas de este día y yo al día siguiente cuestionaba que lo hicieras por hacerme rabiar _que irónico resulta_ busco la ignorancia de tu descuido y revivir esa conversación... pudiera decir que todo marcha bien y no me equivocaría, quiero sonreír y probablemente lo haga, he esperado mucho para mañana, pero déjame llevarlo, a mi manera, me niego a que sea sin ti. Lloro porque necesito hacerlo, a solas quizás porque no necesito desconsuelo, solo te necesito a ti, porque te echo en falta por tantas cosas, no solo porque hicieras más o menos complicado mi rutina, si no porque tú solías hacerlo diferente...

Y sabes qué, Gracias por seguir haciéndolo. Tú eres mi mejor regalo

Te quiero abu