Cuando vuelven los fantasmas
Estás tranquila, o eso es lo que le muestras al mundo… puedo verte cuando callas, el alma te grita y pareciera que tu corazón desolado saliese del pecho, duele… aún apuras sanar tus cicatrices y finges normalidad, como si nada hubiera cambiado el hecho de que tu corazón se hubiese desnudado y de helarse dejase de sentir, saboreaste su ausencia, pude verlo, como de un tiempo te consumía esa rabia que pasó a ser fiel a tu sonrisa, apagándose cada vez más y más, trastocando tu tranquilidad, de pronto sin preaviso te vi venir, dando paso a la sutil indiferencia entre el abismo que hubo de pretender amarle y tu olvido, quién marcó de nuevo su ego, supiste que de intentarlo, una parte de ti yacía, el amor a cuesta pesa y de tanto subir cuestas interminables perdiste tus ganas, los pies se te aflojaban a cada paso, tus lágrimas sucumbían aquel encanto arrollador que, insisto, “forzaste” parecer, pero nunca sentiste amor, lo supe desde el primer momento, quizás tú también lo sintieras, jugamos a darnos trocitos de tiempo, pero no era amor, lo sabes, no tanto porque ya tus pensamientos no te pertenecieran, si no porque de un tiempo irracional dejaron de ser tuyos para volcarse en él, dejaste de ser y sentir por que tú quisieras hacerlo, siempre a la expectativa de que esa forma de ser tuya tan sumisa le pareciera interesante, absurda apariencia, idiota inocencia, nunca se detuvo a mirar tus ojos…
… Le creíste, pero todo pareciera en ti ser normal, como si de pronto el dolor no se materializase porque de una parte decides fingir que no tiene importancia, pero a solas no hay mentiras a quien contárselas, en la ducha cuando las gotas de agua te mojan todo el rostro, son tus lágrimas quienes juegan a corromper tu frágil entereza, fingir ahora cuesta, cuando entre sollozos intentas ser firme y no titubear, por eso callas, entre tantas razones porque crees que obviarlo hará como si no existiese, pero cuando te hallas con tu ausencia, recuerdas con el alma llena de cicatrices, pero tranquila, luces un nuevo color de pelo, tu caminar es ahora bien distinto, ahora eliges otro rumbo, ya cambiaste de dirección, ahora puedes hacerlo, sentir cada gota resbalarse por tu cara, ya no hay más lágrimas que derrochar, no por ti, pero no puedo fingir estar bien, o que nada de mi vida cambió, no eres la misma, pareces a la par que distante, menos ilusa, más fría y desconfiada, no finjas normalidad cuando nada lo es, llora si lo necesitas, acaso crees que el caer del agua suena igual que un sollozo, transparencia, tus ojos te delatan, nunca supo ver en tu mirada, por suerte la tuya ve en otra dirección…
Llorar no es malo, cuando ahora lo haces por ti, cuando ya después de un tiempo hasta te atreves a soñar con encontrar algo que despierte tu atención, sin prisas, sin miedo… bajo mi lluvia te espero, pero estima mi tiempo, mi corazón se repone de una despedida cuanto menos importante para mí, si significante, algo cambió, dejé de hacerlo por mí.
Suena el teléfono y contestas, al otro lado una voz resulta inconfundible,y sin poder evitarlo tu cuerpo se hiela, los pelos se te ponen como escarpias y un nudo se te hace en la garganta…
"Hola, ¿cómo estas?"
Ahora me pregunto, que es lo que se supone que se debiera de decir ante esa pregunta:
"No te lo puedes imaginar, he llorado mucho por ti” o
"Mejor que nunca ", quizás un "¿Para qué me llamas ahora?
Pero todo se resume en decir: "Bien, ¿qué quieres?"
Después de ese instante el corazón desbocado, se halla confuso y entre tanta desespero comprendes, que esa rara sensación cuanto más extraña resulta menos apetecible te parece… no me gusta el sabor que dejas cuando me hablas, ya no espero ni quiero que me mires o que de un momento pienses en mi, como cuando decides por momentos regalarme una sonrisa o farsar en decir lo siento, yo también lo siento, siento haber jugado a conocerte, haber querido tener algo contigo que nunca dio cabida a dos, solo a lo que tú estuvieses dispuesto a tener, sin mi.
"¿Puedo verte?"...
¿Para qué?,
Grita mi voz muda en mi interior como si una señal de "¡peligro!", se tratase.
Propones intentar algo que para mi, tras tener en calma mis emociones comprendo que no es lo que quiero, no más de las tantas oportunidades ya dadas, y por favor no cuestiones ya más mi falta de madurez cuando de tu egoísmo la tuya brilló por su ausencia, no me importas, pero si influiste en mi, quizás por la manera en que dejé de soñar, o de la manera en que dejé de creer que ya no merecía tener algo que me hiciera sentir especial, pensé que ya nada valía la pena, que yo no valía la pena, porque te empeñaste en aflorar mis miedos.
Realmente en ese momento floreció tu insensatez, cuando permitiste arrebatarte tu corona, cuando pensaste que de soltarte de su mano caerías, por no agarrarte fuertemente a quien tenías cerca, fuiste el viejo ejemplo de la idiotez, por no querer soñar más, tras una despedida anticipada y condicionada por tu dolor.
Razonar... no... ¿Para qué?
ahora siento, no por alguien si no porque ese alguien me hace sentir…
(suena el teléfono)_¿Sí, qué quieres?
PERDÓN TE OLVIDO
… Le creíste, pero todo pareciera en ti ser normal, como si de pronto el dolor no se materializase porque de una parte decides fingir que no tiene importancia, pero a solas no hay mentiras a quien contárselas, en la ducha cuando las gotas de agua te mojan todo el rostro, son tus lágrimas quienes juegan a corromper tu frágil entereza, fingir ahora cuesta, cuando entre sollozos intentas ser firme y no titubear, por eso callas, entre tantas razones porque crees que obviarlo hará como si no existiese, pero cuando te hallas con tu ausencia, recuerdas con el alma llena de cicatrices, pero tranquila, luces un nuevo color de pelo, tu caminar es ahora bien distinto, ahora eliges otro rumbo, ya cambiaste de dirección, ahora puedes hacerlo, sentir cada gota resbalarse por tu cara, ya no hay más lágrimas que derrochar, no por ti, pero no puedo fingir estar bien, o que nada de mi vida cambió, no eres la misma, pareces a la par que distante, menos ilusa, más fría y desconfiada, no finjas normalidad cuando nada lo es, llora si lo necesitas, acaso crees que el caer del agua suena igual que un sollozo, transparencia, tus ojos te delatan, nunca supo ver en tu mirada, por suerte la tuya ve en otra dirección…
Llorar no es malo, cuando ahora lo haces por ti, cuando ya después de un tiempo hasta te atreves a soñar con encontrar algo que despierte tu atención, sin prisas, sin miedo… bajo mi lluvia te espero, pero estima mi tiempo, mi corazón se repone de una despedida cuanto menos importante para mí, si significante, algo cambió, dejé de hacerlo por mí.
Suena el teléfono y contestas, al otro lado una voz resulta inconfundible,y sin poder evitarlo tu cuerpo se hiela, los pelos se te ponen como escarpias y un nudo se te hace en la garganta…
"Hola, ¿cómo estas?"
Ahora me pregunto, que es lo que se supone que se debiera de decir ante esa pregunta:
"No te lo puedes imaginar, he llorado mucho por ti” o
"Mejor que nunca ", quizás un "¿Para qué me llamas ahora?
Pero todo se resume en decir: "Bien, ¿qué quieres?"
Después de ese instante el corazón desbocado, se halla confuso y entre tanta desespero comprendes, que esa rara sensación cuanto más extraña resulta menos apetecible te parece… no me gusta el sabor que dejas cuando me hablas, ya no espero ni quiero que me mires o que de un momento pienses en mi, como cuando decides por momentos regalarme una sonrisa o farsar en decir lo siento, yo también lo siento, siento haber jugado a conocerte, haber querido tener algo contigo que nunca dio cabida a dos, solo a lo que tú estuvieses dispuesto a tener, sin mi.
"¿Puedo verte?"...
¿Para qué?,
Grita mi voz muda en mi interior como si una señal de "¡peligro!", se tratase.
Propones intentar algo que para mi, tras tener en calma mis emociones comprendo que no es lo que quiero, no más de las tantas oportunidades ya dadas, y por favor no cuestiones ya más mi falta de madurez cuando de tu egoísmo la tuya brilló por su ausencia, no me importas, pero si influiste en mi, quizás por la manera en que dejé de soñar, o de la manera en que dejé de creer que ya no merecía tener algo que me hiciera sentir especial, pensé que ya nada valía la pena, que yo no valía la pena, porque te empeñaste en aflorar mis miedos.
Realmente en ese momento floreció tu insensatez, cuando permitiste arrebatarte tu corona, cuando pensaste que de soltarte de su mano caerías, por no agarrarte fuertemente a quien tenías cerca, fuiste el viejo ejemplo de la idiotez, por no querer soñar más, tras una despedida anticipada y condicionada por tu dolor.
Razonar... no... ¿Para qué?
ahora siento, no por alguien si no porque ese alguien me hace sentir…
(suena el teléfono)_¿Sí, qué quieres?
PERDÓN TE OLVIDO
1 comentarios:
A veces hay llamadas que ni siquiera merecen un si que quieres, suena el telefono,miras quien llama,e ignoralo, gracias tambien a esa situacion has aprendido a valorar a la gente que tenias a tu lado y a demostrarle tus verdaderos sentimientos que quizas esa relacion enfermiza no te dejaba ver, a mi peke de su luna
Publicar un comentario
Bueno dejar vuestra firma...
Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]
<< Inicio