lunes, 8 de julio de 2013

Mi vida

No tenía miedo a las dificultades: lo que la asustaba era la obligación de tener que escoger un camino. Escoger un camino significaba abandonar otros.

(Fiel a Paulo Coelho, pese a las críticas sobre sus manuales de "autoayuda". Empezaré con una de sus citas)

Nunca pensé lo difícil que pudiese llegar a ser, el despertar cansino, las fuerzas decaídas  el andar mermado... No imaginé cuanta ignorancia había, cuan andar más lejos de lo que necesitaba. 

Todo se complica. Y ya ni si quiera mi pensamiento puede ir un instante más lejos que el de ella. 

Pero merece la pena... su sonrisa espontánea, su mirada llena de absorber el mundo a través de la mía, tan solo su existencia llena los vacíos. 

Y es una sensación indescriptible... como te sientes cuando la coges por primera vez, verla crecer, como sientes que esa pequeñita persona es lo más grande que tienes y como a la vez te hace sentir tan pequeña. 

Aprendo con ella a ser mamá, a superarme a mi misma de mis meteduras de patas, de mis indecisiones y mi flaqueza, sujeta mis miedos y los hace partícipe de mis sueños, de mis ansias por querer ser más y mejor. 

Dejar constancia de mi día a día no es monotonía, porque descubro a cada momento algo diferente, sus ruidos, su manera de moverse, su manera de romper mi silencio con su risa estruendosa. 

Nada es como antes, ni si quiera puedo decir que mejor, porque la obviedad sería acertada.

Simplemente diferente con ella. Y por supuesto con él. 

Como la mira... como si esperase que su mundo se detuviese aferrándose a su mirada. Deleitándose con su belleza

Les quiero muchísimo

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