domingo, 19 de octubre de 2008

Mi amor como un día de lluvia.

Mira amor como llueve allí afuera… las calles parecen ahora tan pequeñas, e insignificantes…

Que siento un impulso repentino de sentiros entre mis brazos y así sucede y así me hallo… y no me retengo, corro las escaleras en vuestra búsqueda, sin pensar más que en sentiros, tan cerca de mi como tan adentro os siento… y así sucede y me sumerjo en un sin fin de gotas que acarician mi cara, calmando mi cuerpo, sediento y enfurecido… pero no es la lluvia la que consigue apaciguar el calor de mi andar, sosegado, ardiendo e intenso, que me abruma.

Acobardada, cabizbaja, bajo la lluvia que consume mis deseos e irrita mis sueños… y así voy andado entre las calles, a pasos agigantados, sin detenerme, con furia, con desespero buscando una salida, hallando mi destino y allá me veo, a lo lejos, tan confusa y disipada, logrando alcanzarte sueños… pero corréis tan deprisa y mi corazón ya está tan abatido…

Pero no me detengo, en algún lugar de entre aquellas calles entrecortadas y frías por el impávido diluvio aguardan mis esperanzas de encontraros, de teneros y aferrarme a vosotros… y ocurrió, tal y como sin pensarlo deseé en mis sueños que ocurriese… deseé que aquello fuese lo que pasase y ahora estaba sucediendo y aún mi sonrisa incrédula permanece…

Y así te recuerdo… en lo vivido, como esa lluvia que colmó mis ansias de sentir y así llegaste a mi… como la inesperada lluvia, fuerte, sin pensarlo e invencible… buscando un hueco para llevarte consigo, una parte de mi que pudiese ser tuya y así ocurrió y no te conformaste con mojar mi cara que entre los llantos se hallaban, deseaste más y al igual que la lluvia empapasteis toda mi esencia, embriagándome de un sentir inmenso, frío, ante un corazón ardiendo al que hiciste latir desmesuradamente, un corazón que en su respiro se hallaba, ahora vive y late tan deprisa, como esa lluvia que incesante golpea en mi, tan cerca y tan adentro como tu corazón siento, que me quema, pero se convierte en lluvia…

Nunca dejes de cubrirme con tus caricias y de empapar mis ansias de soñar. Gracias lluvia por recordarme que el amor no tiene porque quemar, que incluso el frío es nuestro, si lo anhelamos, gracias a ti, a quien sin saber como… comparo con la lluvia, que aflora en tan pocas ocasiones, pero deja tanta huella, y como sucede, quizás no sea eterna pero hacerlo no es difícil siempre que quiera llover.

Hoy entre nosotros llueve PD: Gracias niño por ser mi lluvia.

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